*Isaac Villamizar
En uno de los últimos programas que transmitió Nitu Pérez Osuna por Globovision, tuvo como invitado al Dr Ramón Guillermo Aveledo, Profesor de Derecho Constitucional. El experto le pidió como en cuatro ocasiones a la conductora que abriera la Constitución en la página que quisiera, escogiera al azar un Artículo y lo leyera. Hecho lo indicado el Dr Aveledo le preguntaba a Nitu y a la audiencia televisiva si creía que esa disposición estaba vigente, se cumplía, o era violentada primordialmente por los órganos del Poder Público, en otras palabras, por los representantes del régimen. Las respuestas resultaban obvias, con evidencias soportadas en las acciones más perversas para pasar por encima del texto fundamental, con el fin de lograr imponer una ideología comunista, muy alejada del espíritu del constituyentista.
La Constitución en su propuesta original fue presentada por Chávez, que no tenía ni la menor idea de lo que era un texto constitucional con sus formalidades, fue discutida en una Asamblea Nacional Constituyente cuyo origen fue dudoso y fue aprobada el 15 de diciembre de 1999 por referendo popular, sólo con la participación del 44,38% del electorado y con el sí aprobatorio del 72,78% de esa participación. Es decir, con muchas dudas de por medio por parte de los venezolanos y con una legitimidad frágil, se impuso el texto debatido, que luego en el 2009 tuvo una enmienda de 5 artículos, para dejar una contradicción en su propio texto, que por una parte reconoce el principio del gobierno alternativo, pero por la otra abrió la compuerta de la reelección indefinida.
En 20 años que tengo de estudiarla en profundidad, bajo los principios jurídicos que debatimos con nuestros alumnos de la Cátedra de "Derecho Constitucional y Realidad Social" del postgrado de Gerencia Pública de la UNET, he llegado a la conclusión que nuestra Carta Magna posee muchas normas rescatables, adecuadas a un verdadero Régimen Político democrático y de libertades. Sin embargo su vigencia, su integridad, su inviolabilidad, se pierden en las arenas movedizas de la eficacia de sus garantías que la preserven de las violaciones descaradas, continuas y dolosas que le han aplicado los mismos adeptos del chavismo y madurismo, creándose paralelamente al Estado Constitucional, ni siquiera un Estado Comunal, comunista y de vulneración permanente de los derechos fundamentales que la propia Constitución reconoce, sino una camarilla de delincuentes, narcotraficantes y corruptos que han tergiversado, manipulado y alterado el verdadero espiritu, propósito y razón del constituyente de 1999, para convertir al texto fundamental en una servilleta con el objeto de pretender limpiar tanto mugre rojo, y que permita seguir asaltando el poder con sed insaciable.
Una de las más groseras violaciones que ha tenido la legalidad, la razonabilidad, la funcionalidad, la integridad, la inviolabilidad y la supremacía de la Constitución, la ha cometido el máximo representante del órgano del Poder Público que es el primer llamado a preservarla, a ordenar su correcta aplicación y a dar luces oportunas y sometidas al derecho, para que tengan efectividad sus normas. Nos referimos al Tribunal Supremo de Justicia, y en particular a la Sala Constitucional.
Quien posee el control concentrado de la consitucionalidad y la obligación expresa de garantizar "la supremacía y efectividad de las normas y principios constitucionales, ser "el máximo y último intérprete de la Constitución" y "velar por su uniforme interpretación y aplicación" (Art. 334), en vez de ello, mediante interpretaciones parcializadas y convenientes al régimen, se ha dedicado a legislar cambiando su texto, interpretando lo que no expresa realmente el espíritu constituyentista y convirtiéndola en un instrumento jurídico absolutamente inútil para los propósitos de asegurar el pulcro, responsable y legal funcionamiento del Estado y sus instituciones. El dossier acumulado de estos exabruptos es largo. Yo, en particular, tengo en mis estudios y análisis, con las metodologías constitucionales doctrinarias adecuadas un expediente extenso de estas violaciones continuas durante 20 años. Aquí la víctima de la violación agravada, continuada y calificada no sólo han sido el Preámbulo, la Exposición de Motivos y los 350 artículos en su totalidad de la Constitución. Aquí la víctima de este vejamen, de este ultraje al pudor de la democracia, las libertades y los derechos humanos, hemos sido los venezolanos, quienes más temprano que tarde tendremos los mecanismos para reclamar las responsabilidades a estos victimarios delincuentes de la institucionalidad, y quienes también deberemos aportar para darnos un nuevo ropaje constitucional, que nos hagan superar tanto ataque despiadado al Derecho y a la Justicia.
*Profesor de Postgrado de Derecho Constitucional.