lunes, 7 de abril de 2014

"Confirmado" el daño a la protesta

*Isaac Villamizar

Una amiga, a quien estimo mucho y doy fe de su seriedad, me expresaba una gran preocupación. Había replicado en las redes sociales una cadena de un video sobre una supuesta marcha de personas desnudas por las avenidas de Caracas en apoyo a los estudiantes vejados en la UCV. Resultó que pudo comprobar la no veracidad de esta información, en este contexto actual, pues se trataba del trabajo del famoso fotógrafo de desnudos Spencer Tunick, realizado en el año 2006, en la Av Bolívar.

Yo he recibido en las redes sociales infinitud de supuestas informaciones que terminan siendo rumores infundados. Le colocan por delante la palabra “confirmado” y en la parte final del texto le advierten a uno, algunas veces de manera amenazante, que si no se replica y difunde esa información, es un maluco y estaría de acuerdo con las pretensiones de este gobierno pseudo revolucionario. Quienes estamos cercanos al trabajo de difundir información debemos cuidarnos en la veracidad de la misma. Una cosa es opinar, emitir un juicio, un criterio, ideas y pareceres sobre los acontecimientos de la realidad y otra es informar, de manera oportuna, veraz e imparcial, tal como lo expresa el Artículo 58 constitucional, sobre dichos acontecimientos. Los comunicadores, como todo el mundo, tenemos nuestra ideología y afectos, pero a la hora de difundir información al público debemos realmente verificar que el mensaje es cierto y serio, para lo cual se dispone de las fuentes necesarias, incluido uno mismo.

Ante el cerco informativo, el blackout que este gobierno le ha impuesto a los medios, con el monopolio en los canales oficiales, la restricción de divisas a los impresos y la amenaza permanente con Conatel a muchas estaciones y emisoras televisivas y radiales, debemos cuidar y saber manejar las redes sociales, una de las pocas ventanas -hacia y desde el mundo- que aún nos quedan a los venezolanos, para difundir lo que aquí ocurre. Recordemos que con la última reforma de la Ley Resorte, en el año 2010, se incorporó en el objeto de su regulación la difusión y recepción de mensajes en los medios electrónicos.  Además, el gobierno y el Ministerio Público acarician la idea de regular Internet para tener el control absoluto sobre este medio. Ello sin olvidar las sanciones punitivas contempladas en la Ley Especial contra los Delitos Informáticos. Todo este bagaje legal puede ser utilizado para acabar de cerrar la expresión, comunicación e información que como derecho tenemos los venezolanos. Por otra parte, una de las características de

las redes sociales, como Facebook, Twitter o aplicaciones como WhatsApp, es la de ser herramientas de conversación con una comunidad, en donde debe haber cierto grado de confianza y credibilidad.

Goebbels, en sus Principios de la Propaganda,  señalaba que se debía aplicar y manipular en la información  cómo ella afecta al enemigo, la supresión de información útil al contrario, la difusión de contenidos o tonos que conduzcan al otro a sacar conclusiones erróneas, la censura de información que genere credibilidad e inteligencia en la audiencia y la creación de un nivel  óptimo de ansiedad.  Y éste  es el guion que sigue el gobierno, que se maneja bien en el caos, la anarquía, la confusión y la guerra mediática. Creo que a la protesta que la mayoría de los venezolanos ha expresado en estos últimos meses (cuyos motivos sociales, económicos y políticos comparto plenamente), le ha hecho un inmenso daño hacerse eco de rumores no confirmados, generados en laboratorios informáticos. La información fidedigna, aparte de constituir un derecho humano constitucional, es un poder que tiene el ciudadano, que le permite tomar decisiones oportunas y adecuadas. Seamos inteligentes con el uso de este recurso.  Porque obtener información es una cosa. Pero otra muy diferente es saber lo que significa y cómo utilizarla.
*abogado, locutor, columnista y bloguero

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