Parece que el mundo se ha convertido en una inmensa aula virtual. Y nosotros, los educadores, nos corresponde entenderla, administrarla y hacerla realidad con nuestros participantes. La virtualidad cubre todas las áreas del conocimiento. Influye en las actitudes y en los aprendizajes. La información y contenidos, en este ambiente, se crea, moviliza, almacena, recupera y renueva permanentemente. Esta información es ubicable desde cualquier equipo y lugar, en ambientes formales e informales.
Con estos retos no podemos sino esperar que tan
extraordinarias herramientas puedan sernos tan útiles, necesarias y favorables
en la difusión del conocimiento en cualquier proceso de enseñanza-aprendizaje.
Por lo demás, como multiplicadores de estos instrumentos, la propia universidad
se reinventa y propicia la apertura de un mundo de posibilidades.
En un ambiente virtual de aprendizaje el entorno
está mediado por la tecnología, lo que transforma la relación educativa. En
este escenario virtual la acción tecnológica facilita la comunicación y el
procesamiento, la gestión y la distribución de la información, agregando a la
relación educativa nuevas y amplias posibilidades para el aprendizaje. En la
educación virtual se representan en forma digital los procesos y los objetos
asociados a la relación enseñanza-aprendizaje, a la investigación y gestión. El usuario puede manipular los
objetos con el soporte de Internet. Los participantes pueden estar en el mismo
espacio o en espacios diferentes; pueden interactuar con sincronía, es decir,
en tiempo real, o con comunicación asincrónica o diferida, es decir, en tiempos
diferentes. Como se puede apreciar, los entornos virtuales de aprendizaje son
instrumentos de mediación que posibilitan interacciones entre los sujetos
aprendices y median la relación de éstos
con el conocimiento, con el mundo, con la gente y consigo mismos.
Un aula virtual facilita las posibilidades de acceso
a material digital e hipertextual. Particularmente, se disponen materiales
didácticos múltiples como textos, imágenes, videos, audios, animaciones,
simulaciones, software, hipertextos, hipermedios, glosarios, entre otros. En la
educación virtual el estudiante tiene libertad para orientar su acción, pues
amplía su concepción del qué, dónde y con quiénes se puede y es necesario
aprender. En el aula virtual se aprende con la tecnología y se aprende de la
tecnología. Esta relación con la tecnología también genera efectos cognitivos,
porque hasta se modifican las estrategias de pensamiento, sus formas de
representación, las estrategias de metacognición, la cosmovisión y ciertas
habilidades de procesamiento y conocimiento de la información, apoyando y
organizando el proceso de aprendizaje.
La educación actual y de calidad afronta múltiples
retos. Uno de ellos es seguir dando respuestas efectivas a los profundos
cambios sociales, económicos y culturales que ya vive la sociedad de la información.
El mundo virtual genera un enorme interés en todos los ámbitos del quehacer
humano. Su utilización con fines educativos, sin duda, continúa siendo un campo
abierto a la reflexión y a la investigación.
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