viernes, 26 de agosto de 2011

Columna Firme


Ser columnista de prensa no es tarea sencilla. Requiere de particulares cualidades, destrezas y conocimientos. En primer término, el articulista debe ser un permanente observador de la realidad. Supone que el escritor debe estar atento a todo acontecimiento que, filosóficamente hablando, pueda presentarse a la conciencia de la experiencia. Ello también conlleva, entonces, a poseer un fino sentido de percepción, para recoger, interpretar, analizar y almacenar los datos que le proporciona esa realidad.
Como columnista de un medio de comunicación escrito, sea diario o revista convencionales, expresamos la propia opinión sobre una noticia de actualidad o sobre un tema en diferentes ámbitos. Se recorren las situaciones que se presentan en lo político, social, económico, internacional, cultural, educativo, deportivo o cualquier asunto que merezca un aporte o punto de vista. El columnista tiene su propio criterio y lo expresa en sus cuartillas. Pero también se coloca en la posición del lector que, aunque pueda compartir intereses comunes sobre el tema tratado, difiere muchas veces en su juicio y forma de enfocarlo. De tal manera que es una interacción, a través del medio, entre la posición del escritor y las disímiles opiniones de los lectores.
Redactar la columna implica una destreza que se adquiere no solo académicamente, sino con base a la experiencia. Al cumplir 28 años en este oficio, podemos asegurar, con la mayor firmeza, que escribir para la prensa, no sólo es un arte, como una responsabilidad. También implica el desarrollo de una técnica especial. La idea la proporciona esa realidad. Luego se madura en su desarrollo mental. Se amplía con lo observado, incluso con entrevistas, con el conocimiento que de lo tratado se posee, con la experiencia que como protagonista ha tenido el escritor. Esa idea toma cuerpo y se impregna de argumentos, que deben ser sólidos y a la vez enriquecedores, para generar más opinión. Porque si la columna no genera reflexión, poca utilidad tiene.
Después viene el teclear. Un título corto, impactante y vinculado al tema es el primer gancho para atraer al lector. El primer párrafo sirve de conector entre el título y el cuerpo del tema, para fijar la lectura del lector. Luego prosigue el desarrollo del tema, con todo su razonamiento. Finalmente, el cierre debe ser el postre que le dé gusto a esta obra. El remate debe dejar en la mente del lector una impresión, una huella, que le permita emitir juicio y aportar valor agregado al escrito. Dejar madurar el artículo, antes de su publicación, es muy recomendable.
Hoy día los medios digitales, en particular los blogs, han extendido el alcance de las columnas. Y han incrementado en grado sumo para el columnista la retroalimentación que le dan sus lectores. Sin embargo, el articulista debe generar su opinión y dejar que sean los lectores que expresen libremente sus puntos de vista, aceptando y respetando todos ellos.
Un buen columnista es un actor social, es un motor de la opinión pública. Un buen columnista hace sorber y paladear al lector, con exquisito gusto, las letras de su escrito. Y busca dejar en él la sensación de haberse deleitado con algo que no sabía y que le satisface saber.

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