miércoles, 27 de marzo de 2013

¿Natural o artificial?

Isaac Villamizar


Somos frágiles. La Tierra se tambalea. Estamos hasta ahora siendo conscientes de nuestra soledad solar y de la magnitud de nuestras acciones humanas en lo que se denomina naturaleza. Durante ciento de años el hombre ha tratado al planeta, a los océanos y a la atmósfera como si fueran indestructibles. Hemos aprendido, en esta era fecunda del conocimiento, que no es así. Incluso, si no estamos condenados a aniquilar esta nave que es nuestro hogar, desde luego estamos cambiándola, y no siempre para bien.

Las actitudes ecologistas se preocupan por las amenazas contra lo natural. Se pone en peligro la naturaleza por medio de abusos de la tecnología, de la polución industrial, sobreexplotación de los recursos, extinción de especies vivientes y manipulaciones genéticas, entre otras. ¿Debemos abandonar estas acciones y volver a la esencia natural humana? ¿O el progreso científico nadie debe detenerlo, así sea en detrimento de lo natural? Habría que empezar a clarificar lo que se entiende por natural y naturaleza. Es natural que algo se caiga al piso por la Ley de Gravitación. Es natural que las madres amen a sus hijos. Es natural que al mediodía se tengan ganas de almorzar. Es natural que a una agresión se responda con otra. Las cosas tienen su propia naturaleza, es decir su propia forma de ser. Los objetos tienen sus propiedades que actúan sobre otras cosas, incluso en nuestros sentidos. La naturaleza de algo es su forma de ser, de llegar a ser y de influir en el conjunto de lo existente. Ello comprende todo ser animado o inanimado, racional o irracional. Pero es que las cosas hechas por el ser humano ya tienen su naturaleza, lo mismo que un bosque o el aire. Lo elaborado y aplicado por el hombre responde a propiedades químicas y físicas. Si eso es así, lo construido no podría ir contra la naturaleza, destruirla y perjudicarla. Pero no siempre es así, porque un pesticida, un arma química o una manipulación genética, siendo naturales porque existen o suceden en la realidad, violan la naturaleza por no ser utilizado con pautas adecuadas. ¡Qué paradoja! ¿Y qué decir de las variedades de flores exóticas logradas a través de injertos o la repoblación forestal?

¿Será el ser humano natural, artificial o una simbiosis de ambos? Parece que el hombre llega por lo innato, lo biológicamente determinado, por lo que no se elige, y la cultura y el aprendizaje le va agregando capas superpuestas dadas por la educación, la sociabilidad, lo artificial y la tecnología. Todo es natural y todo es fabricado en el ser humano. Tal como afirma Fernando Savater, lo más natural del ser humano es no serlo nunca del todo. En la Revolución Industrial el hombre se convirtió en máquina. Su producción era utilitaria y a la medida. Hoy la medicina ha convertido al enfermo en una máquina. Además de un organismo vivo, la rodilla es una bisagra con clavos; el tendón del hombro es fijado con anclajes; la cadera se reconstruye con metal, polietileno o cerámica. Ello nos lleva entonces al bien y al mal de las manifestaciones artificiales del ser humano. La genética sería muy buena para el estudio de las enfermedades, pero su incursión ilegal en el genoma humano, sería éticamente controvertible. Las máquinas inteligentes podrían reclamarnos algún día derechos para su subsistencia, encendido y mejoramiento. Lo artificial es algo mejor que lo natural y su utilidad nos protege de la naturaleza. También nos potencia porque con ello vivimos mejor, nos movemos más rápido, salimos de la ignorancia y no sólo comemos de la caza y de la pesca. Entonces, ¿quién nos manda? ¿Lo natural o lo artificial?

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