*Isaac Villamizar
Distinguido Alcalde Gustavo
Delgado: lo primero que debo decirle, por la calle del medio, es que yo no voté
por usted. Y no lo hice porque sencillamente no voté por nadie. Y no voté por
nadie, porque...
... siendo consistente con mi posición pública, no avalo ningún proceso electoral condicionado por la írrita e ilegítima Asamblea Nacional Constituyente, que ha conculcado los derechos políticos de los ciudadanos demócratas. Contrario a muchos políticos, que se acomodan a donde mejor les conviene para sus intereses, como yo no soy político militante, sino ciudadano, soy coherente entre lo que digo y lo que acciono.
... siendo consistente con mi posición pública, no avalo ningún proceso electoral condicionado por la írrita e ilegítima Asamblea Nacional Constituyente, que ha conculcado los derechos políticos de los ciudadanos demócratas. Contrario a muchos políticos, que se acomodan a donde mejor les conviene para sus intereses, como yo no soy político militante, sino ciudadano, soy coherente entre lo que digo y lo que acciono.
Este escrito viene a propósito de
haber aparecido, por fin, dentro de la urbanización donde vivo, el camión del
aseo domiciliario. Porque el servicio se llama así. Es decir, los camiones
deben llegar hasta el domicilio de los usuarios para recolectar los desechos. A
los usuarios no nos incumbe qué debe ocurrir para que se preste el servicio,
pero sí nos importa que sea eficiente y efectivo. Son los gerentes públicos los
que deben gestionar, resolver problemas, ser creativos, racionalizar recursos y
hacer todo lo que les corresponde dentro de la esfera de sus atribuciones, para
que, en este caso, sea recogida la basura del domicilio de los habitantes de la
ciudad, y también de sus calles. Pues bien, después de prolongados meses que no
se les veía la cara dentro de la urbanización, y sin que se dignaran a llegar a
las puertas de cada casa, al escucharse el ruido del camión, todo el mundo
salió corriendo como si se tratara de un
terremoto, de un tsunami, de una fuerte ventisca, cada quien con sus bolsas,
recipientes, detrás del camión, rogándoles a los obreros que se llevaran tan
contaminantes y nauseabundos desechos. ¿Y sabe usted qué decían los obreros
trabajadores -si así se pueden llamar- recolectores? Pues la frase que ya se
hace común cuando hay que obtener un servicio público: “¿Cuánto nos van a dar?”. En verdad no sé si el interrogador estaría
consciente de lo que preguntaba. Tal vez sufre de alguna deficiencia mental, de
un retardo, de una discapacidad de razonamiento, o algo así. ¿Usted cree,
señor Alcalde, que haya alguna respuesta
razonable para semejante pregunta? Porque después de tenernos ahogados a los
sancristobalenses durante meses interminables dentro de la putrefacta basura, al borde de una epidemia general,
aguantando tanta inmundicia y fétidos olores, lo menos que uno pueda esperar es
alegrarse de que por fin aparezca con eficiencia el aseo domiciliario, para
cumplir con su deber, sin petición de coima alguna. Si escasamente los ingresos
están alcanzando para mal comer, cómo será posible que los obreros recolectores
de la basura esperen que alguien tenga algo que darles, cuando es una
obligación atender a su responsabilidad.
Señor Alcalde Gustavo Delgado: lo
he visto incontables veces hablando por los medios, declarando sobre la ciudad,
compartiendo públicamente sus ideas acumuladas de su larga conexión con la municipalidad.
Pues bien, yo como usted, pasaría de las palabras a los hechos, y de inmediato,
sin delegar en funcionarios de segundo o tercer nivel, por lo menos me monto estos días en esos
camiones a fiscalizar que el aseo domiciliario cumpla efectivamente su labor,
sin peticiones de pagos ilícitos, de “cuánto hay pa’eso”, asegurándose que
ninguna residencia, local, avenida o calle quede sin recogerse la basura y
coordinando una posterior limpieza y embellecimiento del entorno citadino.
Yo como sancristobalense nato que
soy, nacido hace 56 años en La Concordia, en el Hospital Central, me coloco a
la orden de mi amada urbe. Le cuento que desde hace varios años le he
presentado a San Cristóbal, a través de los medios radiales, de prensa,
digitales y presentaciones personales en varios organismos, en los cuales
comparto mis opiniones, un proyecto macro, denominado “Ciudad Maravilla”, con
16 sub-proyectos, para aprovechar los atractivos, recursos, situación estratégica
de San Cristóbal, de montaña y de valle, y con ello darle un concepto a la
ciudad, como lo tienen las mejores ciudades del mundo, que he tenido la fortuna
de conocer. San Cristóbal se transformaría
totalmente. Es una visión muy moderna y de gran metrópoli para nuestra
capital. Sólo le voy a nombrar tres. Uno
es un sistema de monorriel periférico que une sectores claves de la ciudad,
para ofrecer una alternativa al transporte público. Otro es la conexión por teleférico
entre el Mirador y la Loma del Viento, que enlace dos parques de atracciones
naturales, con presentaciones típicas y culturales andinas. El tercero es un
puente peatonal para caminantes y trotadores, desde la Redoma de la Colonia
Italiana hasta el Polideportivo de Pueblo Nuevo. Usted dirá que eso representará
muchos recursos. Pues permítame decirle que producto de nuestros estudios de
gerencia, se logra verificar que hay modalidades para hacer estos sueños una
realidad, sin muchos costos, y más bien para generar ingresos, eso sí, con la
participación activa, primero de la ciudadanía, y luego de sectores económicos
y gremiales que hacen vida en la villa. Es cuestión de ser buenos y efectivos
gerentes. Y eso es lo que, en verdad, deseo en su gestión. Que usted se
convierta en un buen gerente para nuestra “Ciudad Maravilla”. Y deje huella
indeleble con su acción pública municipal. Que no se deje aprisionar por esa
muy gris gestión de los burgomaestres anteriores, que realmente avizoraban
mucho brío en su planificación y terminaron en la más espantosa indiferencia
por San Cristóbal. Yo amo a San Cristóbal como, seguro estoy, la ama usted. Por
eso, le reitero mi disposición para aportarle lo que mi conocimiento, buena
voluntad y preocupación sincera pueda ayudarle, sin más retribución que ver a
los citadinos felices de convivir en un entorno que realmente nos merecemos.
Comience por atender esa necesidad de limpiar la ciudad y de embellecerla. Porque
con un hábitat agradable fluyen mejores y más audaces ideas.
*Sancristobalense
Sábado, 6 de enero de 2018
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