Desconozco las verdaderas razones
por las cuales Fernando del Rincón no se detuvo lo suficiente en el punto de
concentración de la Av Carabobo. Lo cierto es que luego de estar en el sitio
exacto donde falleció Daniel Tinoco, en la carrera 17, pasó rasante por donde
estaba congregada una multitudinaria concentración, y luego de breves instantes
se fue al hotel a realizar su programa. Allí no apareció una sola imagen de
aquella masiva reunión. Esto sería lo de menos, tomando en cuenta que Fernando,
a pesar de que el gobierno, que mide la libertad de expresión por tiempo, le
haya dado un día luego del reportaje para abandonar el país, tal como él mismo
lo señaló, mostró en una sola hora toda la lucha digna y justa que estudiantes y sociedad civil tachirense están realizando
desde sus trincheras, en procura de la libertad, de la democracia y de la atención
a sus necesidades más elementales.
Lo que describo a continuación es
porque lo presencié. Lo vi con mis propios ojos, en parangón a lo señalado por
el famoso periodista y lo escuché con mis propios oídos. Nadie me lo contó. La
retirada inmediata de Fernando de la Av Carabobo, provocó en los estudiantes
allí concentrados una reclamación airada al público sobre su comportamiento
poco adecuado. Indicaron que el reportero se retiró por el desorden, que allí
no había una fiesta sino un duelo, que
ellos no sienten una solidaridad contundente de la población, cuando sólo ellos
son los que pasan hambre, frío y riesgos en la madrugada, y que, en definitiva,
habían perdido una oportunidad para que desde tan emblemático lugar se mostrara
a la televisión lo que realmente estaba ocurriendo.
Algunas personas piensan que estas
cosas no se deben decir. Que en estos aspectos debe haber “cero críticas”. Que hablar sobre esto
sería hacer “crítica destructiva” y que estos señalamientos contribuyen a
apagar la llama encendida de la protesta. Yo pienso lo contrario. La llama de
la libertad y de la reivindicación por una mejor calidad de vida sigue encendida.
Tal vez no con la contundente llamarada, pero allí está. La libertad de expresión
incluye la libertad de pensamiento, la libertad de ideas, la libertad de
opinión, la libertad de crítica, la libertad de disidencia. Y la libertad de
información incluye la libertad de mostrar la verdad, desde todos sus ángulos,
con sus componentes positivos y negativos. Al fin la verdad no se puede
distorsionar. Pero este régimen castro comunista venezolano le huye a esas
libertades. Le da piquiña la crítica. No acepta la disidencia. Censura la
información fidedigna, al restringir las divisas para los medios impresos, al
abrir procedimientos amañados a los medios radioeléctricos que no pliegan su
línea editorial a los intereses oficiales, al ordenar a las operadoras el
bloqueo de internet y de redes sociales, que son de las escasas ventanas al
mundo que aún nos quedan. Muchos de los presos políticos están muriéndose en un
calabozo porque ciertamente quisieron hacer disidencia, ejerciendo su libertad
de pensamiento, de crítica. Aparte de las exigencias sociales, económicas y
políticas de los estudiantes y la población, a las cuales hasta ahora este mal
gobierno hace oídos sordos, se está luchando por el respeto a los derechos
fundamentales, entre ellos la libertad de crítica y de información veraz. Precisamente
como este gobierno tiene cercenada la información, ese programa de Fernando fue
el destape de una olla de presión, para que el mundo conociera que los
tachirenses tenemos dignidad y que no estamos dispuestos a sucumbir ante las
garras comunistas.
Libertad, democracia y crítica
son elementos entretejidos. Ante un régimen de corte totalitario que pretende
imponer un pensamiento único y convertir la verdad en su mentira, lo que
debemos cultivar, en exceso, es la crítica. Para mostrar todo los puntos de
vista, y para conquistar, no sólo en el texto constitucional, sino en la
práctica, el pluralismo. La educación universitaria tiene como fin esencial
formar a los estudiantes en un pensamiento crítico. Lo contrario sería negar su
rebeldía natural.
*Universitario, abogado,
columnista y locutor.
isaacvil@yahoo.com
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