domingo, 14 de marzo de 2010

Esclavitud por ideología

Isaac Villamizar
Ciertas tribus africanas raptan algunos vecinos, los hacen esclavos y los drogan para abusar sexualmente de ellos. El deterioro físico de los sometidos es tal que acaban falleciendo. En cualquiera modalidad de esclavitud hay dominio sobre el otro, perdiéndose la capacidad de disponer libremente de sí mismo.
La Declaración Universal de los Derechos Humanos, desde 1948, postula que nadie estará sometido a esclavitud ni a servidumbre; la esclavitud y la trata de esclavos están prohibidas en todas sus formas. Sin embargo, en algunas zonas marginales del mundo islámico se mantiene la esclavitud bajo diversas formas de servidumbre. Estudios sobre la nueva esclavitud en el mundo global aseguran que existen más de 27 millones de esclavos en el orbe. Uno de los países que mantiene la esclavitud y la protege en la práctica es Mauritania, al noroeste de Africa, a pesar que en septiembre de 2007 se promulgó una ley que la criminaliza. En zonas donde no hay administración gubernamental o no se llega fácilmente, como en la Selva Amazónica aún existe la esclavitud. En Sudán los esclavos, principalmente mujeres y niños de la tribu Dinka, en operaciones de compraventa que se realizan en modernos mercados, tienen un costo entre 15 y 90 dólares. Se les obliga a cambiar de religión y a convertirse al Islam. Les cambian sus nombres por otros árabes y son forzados a hablar una lengua que no conocen.
Históricamente la esclavitud responde al fortalecimiento y sostenimiento de la actividad económica, al emplearse a los esclavos como mano de obra. Investigaciones sostienen que hay una relación recíproca entre esclavitud y capitalismo, y que mientras varía el dinamismo de éste, el carácter represivo de la actividad laboral también varía. Agregan que capitalismo y democracia parten de creencias diferentes sobre la adecuada distribución del poder, pues la una cree que es deber de los económicamente fuertes expulsar a los no aptos del negocio y eliminarlos, mientras que la otra se basa en la distribución equitativa del poder político. Pareciera que la escasez de controles, la falta de educación, el desinterés a nivel individual y social, la falta de leyes - o de su aplicación – que garanticen la igualdad y protección jurídica de las personas, la complicidad encubierta, el cierre de canales de información y denuncia, los conflictos raciales y de género, propician la explotación de personas bajo esclavitud y servidumbre.
Pero resulta que la esclavitud suele reaparecer en la misma proporción en que avanzan las formas autoritarias de gobierno. Y es cuando ocurre no sólo la servidumbre por deudas, sino también la participación obligatoria de ciudadanos en trabajos públicos en el contexto de una ideología, tal como sucede en algunos países asiáticos, como Vietnam, y en otros países africanos, como República Centroafricana, Sierra Leona y Tanzania. En estos casos, el Estado somete al empleado con salarios míseros, deuda, falta de pago, extensas jornadas laborales, posturas corporales perjudiciales en la actividad, grandes esfuerzos físicos o mentales, manipulación de productos tóxicos, ambientes insalubres, tratos inhumanos, ausencias de descansos, trabas y prohibición del abandono del empleo.El Gobierno de Venezuela ha sido demandado por esclavitud moderna. Es la muestra del tráfico de la miseria humana y de la condición denigrante del ser con las que el comunismo y socialismo del siglo XXI practican hoy el vasallaje.

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