Hypnos fue la personificación griega del sueño. Vivía en una cueva oscura, donde el sol nunca brillaba. A su entrada crecían amapolas y otras plantas hipnóticas. Se le representaba dormido en una cama de plumas con cortinas negras a su alrededor. Uno de sus hijos oníricos fue Morfeo, quien se encargaba de inducir los sueños de quienes dormían y de adoptar una forma humana para aparecer en ellos. Morfeo permitía a los mortales huir por un momento de las maquinaciones de los dioses.
Desde la antigüedad se sueña. Nuestro reciente pasado ha sido convulsionado con pesadillas. Venezuela está en trasnocho. Necesitamos reelaborar las informaciones almacenadas en nuestra memoria, para sumergirnos en una realidad virtual, que pudiera ser más real en años venideros. La energía del sueño debe colocarnos en un escenario envidiable. Es el que queremos los venezolanos que añoramos esta patria.
Tenemos derecho a soñar con otra Venezuela, muy distinta a la de hoy. En nuestro sueño vemos que la renta petrolera ha girado 180 grados. Hay una inversión en el sector productivo que aprovechan todas las industrias manufactureras. Hay pleno empleo, con sueldos que, en realidad, son los mayores nominales y reales del continente. En cada zona industrial y residencial hay cadenas de mercados abarrotados de todos los productos, y en cada uno de ellos, no menos de 20 marcas para escoger. Un tercio de estos ingresos petroleros se invierte, por disposición constitucional, en el campo. Los llanos centrales y orientales, en cada hectárea, producen arroz, maíz y sorgo, lo que nos ha convertido en el mayor exportador de estos rubros en Suramérica. Colombia y Argentina importan el ganado vacuno que pasta, con toda la asistencia técnica agropecuaria, en el Sur del Lago. ¡Por fin se ha sembrado el petróleo!
En nuestra visión onírica, otro tercio del oro negro, por Carta Magna, se ha destinado a la educación. Destacados jóvenes científicos egresan de todas las universidades públicas y privadas, donde se concentra lo más granado del conocimiento latinoamericano. Venezuela ingresa a los top ten y poderío de la innovación digital e informática del mundo. Hay diversos centros de investigaciones científicas y médicas, en donde se encuentra la cura definitiva del cáncer y del sida. Todos los años hay un venezolano nominado al Premio Nobel, por tan calificados adelantos. En nuestro sueño aparece que el país se metió de lleno en la producción de energías alternativas, eólica, hidráulica, solar y termoeléctrica. La demanda interna está totalmente cubierta y los países del Alba y del Caribe nos la compran, generándose importantes ingresos a las arcas nacionales. Los principales centros urbanos son ecociudades; son verdes, en armonía total con el ambiente. Canaima se ha convertido en la principal ecociudad de Suramérica, con todas las comodidades, a donde llegan turistas de los cinco continentes. Todas las costas venezolanas cuentan con los más modernos complejos turísticos y hoteleros del mundo, con excelentes vías de comunicación, infraestructura y servicios, siendo escuela obligada de españoles y caribeños.
Se nos aparece Venezuela entre los primeros cinco países del mundo con los mayores índices de PIB, de desarrollo humano y de calidad de vida. El trípode indisoluble Estado-Empresa-Sociedad es la mayor fortaleza que tenemos.Soñar no es un delito. Si todos nos conectamos en este sueño, algún día lo estaremos contando.
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