Isaac Villamizar
El Régimen Político de un país es el sistema de organización de las estructuras y distribución de competencias de los órganos del Estado. Régimen Político, en términos claros, es la manera de hacer política de un pueblo. Se trata del ordenamiento real de sus poderes constitucionales y sociales. Se expresa en la Constitución y sus leyes y el modo como son aplicadas, desatendidas o modificadas. El Régimen Político también comprende las Formas de Gobierno. Éstas atienden a preguntas como ¿Cuáles son las formas de lucha por el poder? ¿Cómo se llega al poder? ¿Cómo se ejerce el poder? ¿Quién lo ejerce? ¿Quién tiene el poder? ¿Uno, un grupo, todos?
En Primer Año de Derecho, en Derecho Público e Instituciones Políticas, nuestros maestros juristas nos enseñaron la Tesis de Montesquieu. Nos recordaron que en “El espíritu de las leyes”, el barón y filósofo francés adoptaba el criterio tripartito de formas de gobierno, esto es, República, Monarquía y Despotismo. La forma de gobierno republicano, según Montesquieu, presentaba las modalidades de democracia y aristocracia. También nos reafirmaron nuestros profesores que el ginebrino Rousseau, en su “Contrato Social”, sostenía el trípode de la monarquía o gobierno real, la aristocracia y la democracia.
La República es un sistema político que se fundamenta en el imperio de la ley, primordialmente de la Constitución y la igualdad ante ella, como forma de frenar el abuso de personas que tienen mayor poder, con el objeto de proteger los derechos fundamentales y las libertades civiles de los ciudadanos, de los que no puede sustraerse nunca un gobierno legítimo. Uno de los pilares fundamentales de la República es la separación de poderes y su control recíproco. En la Monarquía una persona tiene el derecho por vía hereditaria a reinar, con carácter vitalicio, como cabeza de un Estado. El poder del rey puede ser absoluto o estar limitado, como es usual en las monarquías actuales sometidas a regulación constitucional, como ocurre en Inglaterra, España, Países Bajos, Noruega, Suecia, Dinamarca y Bélgica. De allí, entonces, que se hable de Monarquía Absoluta y de Monarquía Constitucional. La Democracia es la forma de régimen político en que el cuerpo de ciudadanos, es decir, los electores, se pronuncia según el sufragio universal y dirime los asuntos directamente o indirectamente por medio de órganos que designan. La idea primaria es que en democracia el pueblo es el soberano. De allí que exista la democracia participativa, en la que el pueblo de un modo inmediato ejerce funciones públicas, gracias a instituciones como la asamblea de ciudadanos, el referéndum , la iniciativa popular legislativa, el plebiscito o la revocatoria del mandato, y exista la democracia representativa, en la que el pueblo ejerce el poder a través de sus representantes, pero en la que existen controles legales, institucionales y ciudadanos sobre los gobernantes y donde ellos, aparte de rendir cuentas, son responsables de su gestión pública. En el despotismo, que ciertamente no es forma de gobierno alguno, la voluntad del señor es la voluntad única, su voz es la ley, las corporaciones son sus órganos, el señor es el propietario y los súbditos sus usufructuarios, la libertad se pierde sin motivo y las sentencias de los tribunales se encuentran subordinadas a su capricho despótico.
La Constitución venezolana nos identifica como República, que han dado en llamarla la quinta. Postula el régimen democrático mixto, con modalidades participativas y representativas. Rubrica que somos un Estado democrático y social, de Derecho y de Justicia. Esto es lo que dice el papel. Porque, en realidad, hoy no sabemos si realmente somos Republica, Monarquía, Democracia o Despotismo. No sabemos quién nos gobierna y cómo lo hace. Ya perdimos hasta la noción de que un buen gobierno es aquel que pueda producir en el pueblo la más perfecta felicidad. Por lo contrario, sea lo que nos gobierne, si es que lo hace, nos produce caos, angustia, desdicha y lágrimas.
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