lunes, 5 de julio de 2010

Mi saludo cordial

Isaac Villamizar
El saludo, en cualquier cultura, denota la forma cortés en que una persona hace notar a otra su presencia o a través del cual se inicia una conversación. El ser humano es amistoso en su esencia, y el saludo es la apertura al diálogo. El apretón de manos y el beso es la manera más universal de saludar. El beso toma diferentes significados, dependiendo de la parte del mundo en que se dé.
En Europa lo más usual son dos besos en la mejilla entre personas conocidas, y un apretón de manos cuando no lo son. En Italia también son dos besos, pero comenzando desde el lado contrario y sin importar el sexo de la persona, al ser conocidos. En Bélgica, Alemania, Suiza y Holanda lo normal es dar tres besos, empezando por la derecha. En Rusia es conocida la tradición de los tres besos y en algunas regiones hasta seis. Persiste la costumbre antigua de besarse en la boca, tal como lo dejaron en recuerdo fotográfico los líderes soviético y alemán Breznev y Honecker. Los británicos, reacios al contacto, prefieren el saludo de manos. El beso esquimal no es otro sino frotarse la nariz, porque en su cultura besar significa olor. Las chicas de la Polinesia, al saludar, pegan su nariz a las de su pareja y aspiran por unos instantes. En Hawaii – tal como nos ocurrió – al bajar del avión lo típico es ser recibido con un beso y la Flower Lei o Guirnalda de orquídeas y nardos, la cual deberá ser retirada en privado. En América Latina lo normal es un solo beso en la mejilla entre conocidos y familiares, a excepción de Argentina, en donde los hombres suelen darse dos besos. En tribus africanas de Malawi se saludan con la intervención y movimiento de los genitales y pechos, hasta cierto número de veces, pues más allá implicaría una incitación. Consideran un peligro besarse, pues desde la antigüedad creen que el alma se les puede escapar por la boca. En China y Japón no se tocan para nada. Se inclina la cabeza y mientras mayor la reverencia, mayor el respeto. Los besos apasionados se dan en el cuello o en las manos, pero nunca en los labios. En la India, con las manos juntas en el pecho, se dicen “Namaste”. Si la persona es de mayor rango, se inclinan y se tocan los pies. En los musulmanes lo más común es estrechar las manos, mientras dicen “salam aleikum”, tanto entre hombres como mujeres. Pero entre ambos nunca se tocan, a no ser que sean familiares, dándose una palmada en la espalda, proseguida de tres besos. En Venezuela es muy común utilizar expresiones muy coloquiales como “epa”, “épale”, “qué más”, entre amigos y en un contexto muy informal, lo cual es común entre hombres.
Las relaciones humanas enseñan que un saludo verbal, acompañado de una sonrisa y el nombre de la persona a quien saludamos, nos abren muchas puertas y causan grata impresión desde el comienzo. En el chateo y redes sociales del mundo informático amistoso de hoy, el saludo ya ha tomado su particularidad. Se dan toques digitales, se envían emoticonos para reforzar las expresiones de saludos afectuosos, y hasta se llama la atención del internauta con zumbidos. En nosotros ha quedado enraizado el saludo flemático y reservado inglés, que nos en enseñaron, de niño, en Riverston School, en Londres. Siempre al intentar guardar las distancias, en un primer momento, ofrecemos la mano tanto a hombres como mujeres, acompañado de nuestro nombre. Con la familiaridad se hace efusiva nuestra sangre latina, para combinar el beso a la dama con “mi cordial saludo”, “mi aprecio de siempre”, “mi cariño y mi estrecho abrazo.”



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