¿Por qué Nicolás
Maduro, Diosdado Cabello, Héctor Rodríguez y el combo minoritario de los 54
diputados se han dedicado a atacar a la nueva Asamblea Nacional? Sabemos que el
piso popular y político de este gobierno ha comenzado a resquebrajarse. Con una
inflación del 270% y los precios de la cesta petrolera palo abajo, el gobierno,
con más “planes”, como los anunciados
por Maduro, (todos los planes han sido un fracaso), sigue teniendo una
situación de precariedad, en la cual el rescate de la economía parece no tener
un horizonte claro, por lo menos para ese gobierno que no está en capacidad de
rectificar ni quiere hacerlo.
Entonces, la
mayoría calificada del parlamento, con su función legislativa y contralora,
puede, en primer lugar, orientar algunas acciones en el orden económico. Ya se
ha anunciado una Ley de Producción Nacional para incentivar la generación de
rubros básicos y medicinas en el país. Es lo que espera la gran mayoría de los
venezolanos.
Por otra parte,
la Asamblea Nacional puede revisar, modificar, derogar, parcial o totalmente, o
hacer iniciativa legislativa en leyes económicas, incluso tiene toda la
potestad para revisar y modificar todos los decretos leyes, que con base a la
anterior Ley Habilitante, dictó recientemente Maduro raspando la olla.
Recordemos también, que si bien el Presupuesto del ejercicio fiscal 2016 ya
está aprobado y en ejecución, la Asamblea Nacional, conforme a lo dispuesto en
el Artículo 187, numeral 7 de la CRBV, puede autorizar o no créditos
adicionales al presupuesto. Y también, conforme al mismo artículo 187, numeral
9, la Asamblea Nacional autoriza o no al Ejecutivo Nacional la celebración de
contratos de interés nacional con estados extranjeros. Es decir, la Asamblea Nacional
cortaría la “regaladera” de dólares a otros países, para que sean reinvertidos
aquí. A esto habría que añadirle la aprobación de una “Ley candado”, para esta
prohibición, ya anunciada por la MUD.
Pero donde
está la respuesta de esta actuación desesperada
y reactiva en estos días de los diputados minoritarios es que el propio Ramos
Allup ha anunciado, y yo estoy seguro que así va a ocurrir, la salida
“constitucional, democrática y electoral de este gobierno”. Esas han sido sus
palabras desde el mismo día de su juramentación como Presidente de la Asamblea
Nacional, y esa es la línea que va a adoptar esa mayoría calificada. Esto no es
otra cosa sino propiciar el referendo revocatorio. Y el propio Maduro ha dicho
que está dispuesto a someterse a él. Si bien la Asamblea Nacional no tiene una
injerencia directa en los mecanismos para activar el referendo revocatorio, la
MUD puede promover la recolección de firmas que exige el Art 72 CRBV, del 20%
de los electores inscritos en el REP, en el caso del Presidente a nivel
nacional. Esta cifra, para el momento del revocatorio debe estar
aproximadamente en 20 millones de electores. Entonces, habría que recolectar 4
millones de firmas para solicitar el revocatorio.
Ahora bien,
quienes promuevan el referendo revocatorio, en mi criterio, se van a encontrar
con dos obstáculos serios. El primero es que el mismo Artículo 72 exige que
para que gane la opción del sí y se considere revocado el mandato de Maduro, esa
opción ganadora alcance un número de
electores igual o mayor al que eligieron al Presidente. Maduro ganó las
elecciones en abril 2013 con 7.587.532 votos. Esta es la cifra a alcanzar por
parte de la oposición. No parece fácil, pero las encuestas señalan que Maduro
tiene actualmente un débil piso político y su popularidad ronda en el 10%. La votación entonces debería ser similar con
las que ganó la MUD las elecciones parlamentarias de 7.726.066 votos. Tendrá
que seguirse capitalizando el descontento popular, ante la incapacidad del
gobierno de ofrecer soluciones concretas al problema económico y social, y la
Asamblea Nacional abrir propuestas inmediatas legislativas y contraloras, para
demostrar que realmente tiene interés en ofrecer soluciones a los venezolanos en esta materia.
El segundo
escollo está en el CNE actual, quien debe llevar a cabo los aspectos operativos
del referendo y que seguro colocaría todos los inconvenientes para
materializarlo. La Asamblea Nacional podría remover a los rectores del CNE,
pues tiene la competencia constitucional para ello, pero eso implica el previo
pronunciamiento del TSJ y, además, de ocurrir tal remoción, habría que iniciar
de inmediato el procedimiento de postulación de nuevos candidatos a Rectores,
previsto en el Artículo 296 constitucional. Recordemos que el referendo revocatorio
se puede solicitar superada la mitad del período del mandato de Maduro, abril
2016, y antes de su cuarto año del período constitucional, para que no quede
encargado el Vicepresidente, sino que se convoque a una nueva elección presidencial,
tal como lo dispone el Artículo 233 ejusdem. A pesar de todos estos escenarios,
la oposición parece estar dispuesta a jugársela por la vía del referendo
revocatorio. Es como el último juego de pocker: “todo o nada”.
Entonces, lo
de los cuadros de Chávez y Bolívar en el Palacio Federal Legislativo y lo de la
supuesta ilegitimidad e inconstitucionalidad de los actos del nuevo parlamento que
aduce el bloque minoritario de diputados oficialistas, no es otra cosa sino la
apertura de la campaña electoral que ha iniciado el chavismo, ante esa
posibilidad del revocatorio. Se trata de adelantar esa campaña diciendo que el
malo de la partida es este nuevo parlamento que elegimos recientemente los
venezolanos, y que nos están engañando. Pues bien, esa es la estrategia
gobbeliana de comunicación que está utilizando el oficialismo, y que debemos
dejar en evidencia los venezolanos que seguimos cansados del engaño de una
revolución totalmente fracasada, ante la ausencia de implementación de
políticas serias para reconstruir a Venezuela, y que sigue propiciando el caos,
el hambre, la anarquía y el desconocimiento
de la institucionalidad y del Estado Constitucional.
Hasta ahora
rescatamos uno de los cinco órganos del Poder Público, un órgano clave para esa
institucionalidad renovada: el poder legislativo nacional. No debemos dormirnos
en los laureles. Venezuela, en esta hora trascendental y necesaria para su
sobrevivencia, nos reclama a los venezolanos seguir luchando. Nuestros hijos,
nietos y generaciones futuras nos van a pedir cuentas. Yo sigo creyendo en los
valores, en la dignidad, en el respeto, en el potencial de la prosperidad y en
la institucionalidad. Y tengo fe que la gran mayoría de los compatriotas
piensan lo mismo.
*Prof. de Postgrado
de Derecho Constitucional.
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